subido: 15 de Noviembre de 2016
Ambicioso proyecto para Santiago planeado a mediados del siglo XIX, pero recién en 1872, Benjamín Vicuña Mackenna encomendó realizar un estudio al ingeniero M. Ansart. La idea del intendente era controlar el río; por una parte definir un borde y por otro disminuir el ancho del cauce para así ganar superficie construible y darle a la ciudad nuevos terrenos.
Fue recién después de la Guerra del Pacífico, la evolución en la ingeniería y las ganancias fiscales que otorgó el salitre, que se pudo concretar. Durante la presidencia de José Manuel Balmaceda (1886-1891) fue creado el Ministerio de Industria y Obras Públicas, al que se le asignó una parte un gran presupuesto para canalizar el río.
Esto permitió encauzar las crecidas del torrente durante la época invernal, pero a la vez una mejor conectividad entre la Chimba y Recoleta y el centro y sur de la ciudad, ya que también comenzaron a construirse puentes de acero en reemplazo de los de madera.
Pero hubo un gran víctima de esta modernización de la ciudad, la demolición del emblemático Puente Cal y Canto.
Archivo Museo Histórico Nacional.
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