La panorámica tomada desde Isla Teja muestra el río Pedro de Valdivia con una característica embarcación a vapor surcando sus aguas, de fondo se visualiza el malecón donde destaca la construcción de este sobrepuesta en madera de Pellín y Alerce con sus cimientos de concreto (Guarda,1953), la comercialización de productos que pasaban por la aduana además de los que de las embarcaciones que llegaban desde Corral y Mancera (principalmente) para vender en la feria fluvial de origen marino como lo son mariscos y pescado remarca su importancia hasta finales de esta década una vez ocurrido el terremoto en 1960, esto porque tanto el malecón como la aduana fueron totalmente perdidos. Al Respecto Jeannette oriunda de Valdivia y quien la mayoría de su vida se ha dedicado a la venta de pescados en la feria fluvial nos cuenta:

“…bueno acá yo me inicié y desde que tengo existencia que mis padres me traían a trabajar aquí al mercado, ahí para que aprendiera, les ayudara y después me independicé […] Antes del terremoto diría yo, que no existían ninguna de estas cosas de pescadería, frutería, no había nada. Solamente una costanera muy linda que tenía un restaurante muy grande antes de la aduana donde uno podía venir a disfrutar un jugo, traguito, era como tipo mall, pero aquí en la costanera […] llegaban muchos botecitos aquí abajo como frutitas, verduritas, pescado. Todos se instalaban abajo y vendían sus productos ahí mismo abajo en el río, esto era así todo antes del terremoto, porque después todo desapareció por ejemplo el restorán de la costanera de ese no quedó nada, igualmente el mercado se derrumba todo por dentro quedando partes de la fachada que la restauraron completamente tal cual era el mercado, antes del terremoto al ladito del mercado teníamos nosotros la pescadería y agradezcamos que ese día del terremoto solo trabajábamos hasta la una de la tarde…” (Jeannette, Extracto de entrevista. Valdivia, 2017)

Lo anterior nos habla de la creciente actividad que fue muy propia de una época de bonanza para la ciudad antes de ser azotada por el terremoto. Muchas de las construcciones típicas hasta esa época no lograron soportar sismo de 9.5 grados, sin embargo, al igual como lo señala Jeannette con el mercado, algunas fueron restauradas conservando la antigua fachada, pero restructurando el interior de las mismas. También se marca el fin de una época caracterizada por el oficio de los balseros del río Calle Calle y San Pedro al cambiar toda la geografía del lugar, mucho de lo que hoy caracteriza la identidad fluvial del territorio como tal. Al respecto:

“Los balseros dieron identidad a los cursos fluviales y lacustres, permitiendo que toda la población conozca el cauce de éstos, independiente si llegan o no a navegarlos. Los obstáculos naturales (o pasadas), se van haciendo conocidos por el trabajo de este gremio, siendo los encargados de evidenciar el peligro que conllevaba transitarlos. Asimismo, se genera en la población la noción de un paisaje navegable que está marcado por la peligrosidad y por una determinada denominación de la geografía de la cuenca del río Valdivia…” (Correa, Guerrero y Vergara, 2016: 57)

La identidad Valdiviana está conformada tanto de sus épocas de bonanza como también por sus catástrofes naturales como no naturales, no se comprende el espesor de sus vivencias sino hasta que las mismas personas son capaces de reflejar mediante su relato cómo era la época en que se capturó el momento de la imagen. Jeannette nos habla de tiempos en que se ganaba mucho dinero previo al gran terremoto, pero también reconoce condiciones de precariedad como lo son la falta de establecimientos para comercializar productos, hoy rescata lo bella que se ha vuelto la ciudad y la expansión urbana que ha ocurrido con la misma. Finalmente, oficios como los de los balseros pasan a seguir nutriendo la cambiantes y rica historia del territorio cargándola de significados y experiencias para el conocimiento de su población.

Referencias:

Guarda, G. (1953). Historia de Valdivia 1552-1952. Santiago: Imprenta Cultura.

Correa, M; Guerrero, I y Vergara, F. (2016). Relatos de un ferrocarril junto a los ríos. Santiago: Ceibo ediciones.