22 de Agosto de 2017 | por: Joaquín Barañao Díaz | 19725 visitas
Que nuestro país es sísmico no es
ninguna novedad. Probablemente muchos de nosotros tenemos el recuerdo vivo del 27F y otros tantos
el terremoto de 1960, donde la ciudad de Valdivia pasó a adjudicarse un record que nadie quiere tener. El 22 de mayo de 1960, a las 15:11, el
terremoto más fuerte que se ha registrado en la historia arrasó con todo lo que
encontró a su paso desde el Maule hacia el sur. Acá dejamos impactantes imágenes acompañadas por los increíbles "datos freak" del destacado escritor chileno Joaquín Barañao que nos vuelven a recordar el país donde vivimos.
La infancia de muchos niños fue entre los escombros, 1962. Foto Ricardo Larraín.
Algunos datos preliminares:
La
humanidad acumula un voluminoso inventario de traumas en materia sismológica. El
rey José I de Portugal desarrolló tal horror a vivir bajo techo tras el
terremoto de Lisboa de 1755, que la corte tuvo que ser reacomodada en un enorme
complejo de tiendas de campaña y pabellones, condición que perduró hasta su
muerte[i].
En 1811, un terremoto en Kentucky hizo
correr las aguas del Mississippi en sentido contrario por varias horas[ii].
Lo de Alaska en 1958 gatilló una avalancha que generó una ola de 530 metros[iii],
e hizo salpicar el agua de las piscinas de Texas,
4.800 kilómetros más al Sur. La espectacularidad cinematográfica de
estos sucesos no hace sino recordarnos que uno de los dos autores de la escala
que mide su fiereza –la que reemplazó a la de Richter– se llama Tom Hanks.
Avenida Libertad y Avenida Picarte respectivamente. Colección fotográfica de Karl V. Steinbrugge.
Fotografía tomada del líbro póstumo de Leopoldo Castedo La hazaña de Riñihue. Foto Leopoldo Castedo.
Ciclista intenta cruzar el maltratado puente Pedro de Valdivia que conecta el centro de la ciudad con Isla Teja. Foto de Cristán Cáceres, Archivo El Mercurio de Valdivia.
Datos impactantes:
Pero,
aun habiendo mucho de donde elegir, el coloso de todos los colosos es un
ejemplar criollo. En mayo de 1960, un solo acomodo de la Placa de Nazca debajo
de la Placa Sudamericana a la altura de Valdivia liberó el 22,2% de la energía de
todos los movimientos sísmicos del
mundo en el siglo transcurrido entre 1906 y 2006[iv].
Las olas se movieron a 690 kilómetros por hora en alta mar –casi la velocidad de un avión comercial-, y mataron a 61 personas
en Hawái[v].
Un hombre en medio de los escombros. Fotografía de Mario Guillard, Archivo UNAB.
Los
muertos fueron pocos porque la zona estaba escasamente poblada en relación los
eventos de Asia o Europa, pero la destrucción urbana fue mayor. A solo dos años
del puntapié inicial del mundial de fútbol, habíamos pasado del célebre “porque
no tenemos nada lo queremos hacer todo” a tener menos que nada, y no se pudo
jugar más al sur de Rancagua. El Ministerio de Economía y Fomento sumó a su
título “y de Reconstrucción”.
Cuadras completas abatidas luego del terremoto. Colección fotográfica de Karl V. Steinbrugge.
Esquina del Banco de Chile apenas en pie. Colección fotográfica de Karl V. Steinbrugge.
Datos irónicos de nuestra historia:
El
apellido extra (Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción) perduró hasta el 12 febrero de 2010, cuando se estimó que ya
había pasado suficiente tiempo desde el titán valdiviano y se volvió a “De
Economía a Secas”. Como si quisiera compensar el desaire histórico, el
presidente electo le acababa de regalar a su flamante nuevo gabinete un libro
sobre los terremotos en Chile. Vaya ironía: quince días después, sobrevino el
27F, el noveno evento más intenso jamás medido[vi]. Produjo un oleaje estacionario de cinco
pulgadas –conocido como seiches– en
el lago Pontchartrain, en Nueva Orleans (EE.UU.), 7.600 kilómetros más al Norte[vii],
y acortó la duración del día en 2,6 microsegundos[viii].
La mayor réplica se produjo en la ceremonia de cambio de mando presidencial en
Valparaíso. El acto continuó. Millones de televidentes observaban la entonación
de “y ese mar que tranquilo te baña”, en circunstancias que el texto en
pantalla alertaba pocos segundos antes que “RÉPLICA FUE DE MAGNITUD SUFICIENTE
PARA PROVOCAR TSUNAMI”[ix].
Vista aérea con los efectos del Tsunami. Autor desconocido.
Buque a vapor hundido luego del Tsunami, 1960. Archivo AFDA
Es
estremecedor pararse frente a las antiguas casonas de madera de Valdivia, o a
construcciones de hormigón como el Teatro Cervantes, y reflexionar sobre su
supervivencia ante semejante tormento estructural. No sería mala idea añadir
una placa de reconocimiento a aquellos edificios que fueron testigos del mayor
cataclismo nunca medido y aún están aquí para contarlo.
Puente Valdivia, Colección fotográfica de Karl V. Steinbrugge y Rodolfo Schild.
Foto de Cristán Cáceres, Archivo El Mercurio de Valdivia.
Foto de Cristán Cáceres, Archivo El Mercurio de Valdivia.
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Por: Joaquín Barañao autor de www.datosfreak.org, "Historia Universal Freak Vol.I" , "Historia Universal Freak Vol. II" , "Historia Freak del Fútbol" e "Historia freak de la Música".