28 de Junio de 2019 | por: Felipe Bengoa | 15270 visitas
Repasemos un poco de historia: El cáñamo es un tipo de fibra muy versátil que proviene de Asia.
Este cultivo llega con los españoles durante la conquista, la trajeron
ya que con ella podían producir su propia fibra en el nuevo mundo.
El primer español en traerlo a Chile es Diego de Almagro, pero se
comienza a cultivar con el asentamiento de Pedro de Valdivia en 1541, junto a
la introducción de semillas y frutos europeos en el nuevo territorio.
Por lo general los cultivos de
cáñamo se encontraron en la zona del Valle Central, especialmente en la zona de
Aconcagua, siendo su clima muy apto y similar al de su proveniencia.
Chile fue uno de
los lugares donde mejor se desarrolló el cáñamo de la corona española,
abasteciendo tanto a la península como al resto de las colonias americanas.
Se cultivó durante toda la época colonial chilena, aunque hubo momentos
en que disminuyó su producción durante el siglo XVIII, por lo que se toman
medidas; el rey de España daba
terrenos vacíos con la condición de que se sembrara cáñamo y lino.
Estas medidas por parte de la Corona española fue el primer incentivo
para mantener los cultivos del cáñamo en las colonias.
Plantaciones de cáñamo. Cáñamo: apuntes para historiar una agroindustria
chilena.
Juan Caldichoury
Esto generó una nueva valorización del cultivo del cáñamo, debido a su
buena calidad, tanto por el Imperio Español como para el resto del mundo, pero recordar
que aún sigue siendo muy fuerte el negocio del cáñamo en Oriente y su
exportación a Inglaterra.
Otra Real Ordena fue en período de gobierno de
Ambrosio O´Higgins, en que se solicita el incentivo de generar más zonas de
cultivo de cáñamo y que quien hiciera caso a este mandato quedaría libre de
pago de impuestos aduaneros. Se convierte así al cáñamo en uno de los productos
principales de exportación.
Hubo malas épocas también: La Guerra de Independencia dejó muy empobrecido al país, que no
solamente quitó lugares agrícolas, también la mano de obra que la trabajaba. A
esto sumarle el déficit económico y la falta de mercado externo como interno
para reavivarlo. Es por eso que el cáñamo comenzó a ser parte de la reconstrucción del
mercado nacional debido a su utilidad en jarcias, ropas y todo tipo de uso que
se le diera a esta potente fibra. Podemos verlo con un decreto firmado por
Bernardo O´Higgins el año 1822, “Contrato de cáñamo propuesto y aceptado por el Gobierno”, fomentando su cultivo y el beneficio, nuevamente enfocados en la disminución
de impuestos para quienes lo cosecharan. Y motivando el mejoramiento de las
maquinarias necesarias para su cultivo. Esto permitió el comienzo de la
reconstrucción de las arcas fiscales y dar trabajo a los campesinos del valle
central.
Instalaciones y maquinarias de procesamiento del cáñamo
el SILA/Obreros de las jarcias de la Sociedad de Los
andes en días de pago. Chile
agrícola. Indalecio Anabalón y
Urzúa
Gracias a todos estos incentivos, la calidad
del cáñamo durante el siglo XIX en Chile fue uno de los mejores del mundo,
llegando a superar incluso al inglés (esto significa mucho ya que ellos tenían
las colonias en Asia, por lo tanto llevaban más tiempo cultivándolo).
También el presidente José Joaquín Prieto
(mandato entre 1831 a 1841), lanza una carta de incentivo para el cultivo del
cáñamo, en donde se tenía como privilegio no tener que pagar el impuesto del
diezmo. Con esto se buscaba también la creación de nuevas maquinarias que
facilitaran la elaboración y perfeccionaran las condiciones de trabajo de
quienes cosechaban el cáñamo, ya que esto impedía su producción en tiempos
invernales.
Con la crisis de 1929 se hace nuevamente un
incentivo para su cultivo, durante el gobierno de Arturo Alessandri en 1932, la
Caja de Crédito Agraria crea un manual para la reactivación del cultivo y poder
generar nuevas fuentes que se habían perdido a lo largo del valle central. Es
interesante destacar que este manual pone como ejemplo el cultivo de cáñamo
efectivo en Estados Unidos, ya que para esa fecha el país ya contaba con varias
leyes en contra de la producción del cannabis sativa, para luego ir
prohibiéndola a fines de la década de 1930.
Arranca de cáñamo a mano/ Enrriaje de
cáñamo. El cultivo del cáñamo en Chile.
Caja de Crédito Agrario
Ya para la década de 1940 surge otro auge para
el cáñamo a nivel nacional por un lado gracias a la creación de instituciones
como la CORFO y la ENAP, hay un aumento en la producción agrícola. Y también debido
a los conflictos bélicos internacionales, siendo Estados Unidos uno de los principales
compradores, junto al lanzamiento de su película “Hemp for Victory” (Cáñamo
para la Victoria), en donde se explicaban los beneficios y usos de la planta.
Así, en Chile aumenta las hectáreas de cultivo del cáñamo.
PRODECA (Sociedad de Productores de Cáñamo) para
el año 1942 lanza un texto que ayuda a mejorar las técnicas y producción del
cáñamo. Este es el último trabajo que promociona el cultivo y beneficio del
cáñamo en Chile, considerando este como el ultimo auge de la planta.
Arranca de cáñamo a mano. Cáñamo:
apuntes para historiar una agroindustria chilena. Juan Caldichoury/ Instalaciones destinadas a la elaboración del
cáñamo y maderas. Chile agrícola. Indalecio Anabalón y Urzúa.
Sin embargo, la industria del cáñamo ya no
podía competir contra la industria textil plástica, generando una gran
depresión en su producción para fines de 1960.
A pesar de la larga historia que ha tenido el
cáñamo a nivel agrícola en Chile, para la década de 1960 comienza el proceso de
prohibición y represión del cáñamo para fines de consumo lúdico; éste aumenta
con el movimiento “hippie” que nace en Estados Unidos y que va a influir en la
élite capitalina chilena. Esto lleva a que las plantaciones de cáñamo, que en
un principio tenían un fin textil, pasen a convertirse en el pasatiempo de los
nuevos movimientos sociales.
Industria del cáñamo. Chile agrícola. Indalecio Anabalón y Urzúa/ Hilando fibra de cáñamo. Cáñamo: apuntes para historiar una agroindustria chilena. Juan
Caldichoury.
Como consecuencia, por estos nuevos grupos y debido a la
curiosidad de los fines lúdicos del cannabis, comienzan a aumentar los robos de esta planta en las
pocas fábricas que quedan en el valle de Aconcagua. Esto lleva a que sus
productores tuvieran que aumentar la inversión en proteger los cultubis, que lleva al hito del tráfico de cannabis sativa, y que desencadenó
en la ilegalidad de su venta en 1968 con la ley n°17.934 . Junto a ello se
desvanece todo rastro de la industria cañamera chilena.