Mar y pampa: La formación de Puerto Aysén, Balmaceda y Coyhaique

9 de Octubre de 2020 | por: Sebastian Stormesan | 2966 visitas



El laudo arbitral de 1902, entre Chile y Argentina, definiría las fronteras entre ambos países en el territorio de la Patagonia. Es por esto por lo que, hacia 1903, se entregarían concesiones de tierra a diferentes compañías ganaderas, siendo la más importante la Sociedad Industrial de Aysén (SIA), que abarcaba los valles de Coyhaique, Ñirehuao y Mañihuales.

Estas adquirían con la concesión una serie de compromisos a cumplir, tales como: radicar colonos sajones, crear una ruta de navegación estable con Puerto Montt y dejar en los territorios concesionados mejoras por un valor determinado. Así como, según Adolfo Ibáñez, de otros requisitos específicos, como: Contratar población chilota y magallánica, cultivar cereales, y establecer graserías y frigoríficos.

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Mapa de la concesión del Aisén y el valle Simpson, por José Pomar. Archivo Memoriachilena.

Puerto Aysén, en un inicio llamado simplemente como El Puerto, fue el reemplazo, hacia 1914, del anterior embarcadero denominado Puerto Dun (en honor al primer administrador de la SIA, John Dun Walker), 8 kilómetros al interior del rio Aysén. La nueva locación adoptaría rápidamente las funciones de recepción y despacho de mercaderías. Hacia 1920, José Pomar, ingeniero de la Inspección de Geografía de la Dirección de Obras Públicas menciona que las construcciones que resaltaban en la ribera occidental del rio Aysén eran: el muelle de carga, los corrales, el galpón para la lana, el deposito de carretas, así como de diferentes casas de empleados rodeadas de quintas, sin contar, por supuesto, con los edificios de la administración de la compañía.

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Mapa general de la zona. Generado a partir de Google Earth Pro.

La creación del territorio de Aysén, en 1927, vendría a ampliar el crecimiento natural del puerto. La llegada del primer intendente a la nueva capital, Edmundo Camus Murúa, dejaría en evidencia la falta de edificios idóneos para el desempeño administrativo del Estado. “El señor Intendente como también todo el personal de esta intendencia han debido arreglar sus habitaciones y oficinas en un malísimo y sucio hotel.” Esto haría que, el siguiente Intendente, Luis Marchant González, nombrado el 18 de junio de 1928, tuviera como objetivos inmediatos en el Puerto “insistir en la construcción de edificios públicos y casas para los funcionarios”, consagrando al Puerto como primera capital del territorio.

En paralelo a la ocupación iniciada por las compañías ganaderas desde el pacífico hacia el interior, desde el este llegarán diferentes familias, la gran mayoría inmigrantes chilenos provenientes de Rio Negro y Chubut (Argentina), que ocuparan el Valle Simpson. Esta gente ha sido denominada por la historiografía como pobladores espontáneos, y llegan a la zona en dos oleadas: primero entre 1901 y 1910, atraídos por rumores de tierras libres para ocupar, y después entre 1912 y 1920 producto de las consecuencias sociales del laudo arbitral (discriminación de trabajadores chilenos en tierras argentinas).

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             Puerto Aysén en 1932. Fotografía de Robert Gerstmann. Archivo Enterreno Chile.

Si bien, este valle ya había sido recorrido por Enrique M. Simpson durante el siglo XIX, y John Dun en 1905, serían las incursiones realizadas por el grupo de José Delfín Jara y José Antolín Silva Ormeño, durante 1911 y 1912, las que aportarían de manera sustancial al poblamiento y colonización de la zona. Como señala Sergio Millar, “el Valle Simpson o Huemules pasó a convertirse en la Tierra prometida para los expatriados chilenos.” Esta afirmación tiene su asidero en que, el mismo Silva Ormeño, al finalizar su reconocimiento de la zona, decide crear en 1913 el Comité Chileno de Colonización de Lago Blanco (rebautizado después por Rio Huemules), enviando entre ese año y 1914, una serie de solicitudes al Ministerio de Colonización “pidiendo esos campos [Valle Simpson] para que sean colonizados por los repatriados.” Sin embargo, ese mismo año (1914) la SIA recibía de parte del Estado la concesión del valle.

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Vista de Puerto Aysén en los años 40. Fotografía de Enrique Mora. Archivo Enterreno Chile.  

Esto generaría una relación conflictiva entre la SIA y los habitantes de valles Simpson. Las múltiples restricciones que impuso la SIA a los pobladores, tales como impedir el libre tránsito por la zona, o las múltiples presiones para que abandonen el lugar, llevaron a que Silva Ormeño realizase una publicación, en 1916, en el periódico La Alianza Liberal, a fin de dar a conocer toda la actividad colonizadora, invitando “a todos los hombres de buena voluntad que quisieran colaborar en pro de esta gran colonización ganadera”. Silva Ormeño señala que la fundación de un poblado se justifica en la necesidad de hacer frente a la fuerte ocupación Argentina del otro lado de la frontera, por lo que, adelantándose a los hechos, informa en la misma publicación que ha fundado el poblado de Balmaceda el 1 de enero de 1914. Sin embargo, no sería hasta 1917 en que, el mismo Silva, crearía el plano e iniciaría la repartición de sitios.

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Vista de Balmaceda, 1932. Fotografía de Robert Gerstmann. Archivo Enterreno.

Este croquis configuraba a Balmaceda sobre la base de una circunferencia de 1540 metros de diámetro, rodeada por una avenida de 30 metros de ancho y atravesada por calles de 20 metros de ancho, habiendo además 2 avenidas diagonales de 25 metros de ancho. Carlos Lemus, Ingeniero de colonización, visitó el poblado de Balmaceda en 1918, comentando que “es un pequeño caserío compuesto de mas o menos 35 casas (…) su población alcanza alrededor de 250 personas. Existe una escuela sostenida por sus vecinos, según creo.” Dos años después, en 1920, José Pomar describe al pueblo como “una pequeña agrupación de casas en medio de una pampa sin abrigo y cubierta de coironales y en las que las aguas lluvias forman pequeñas lagunas invernales.”

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Camino de Coyhaique a Balmaceda, 1958. Fotografía de Domingo Ulloa. Archivo Fotográfico, Biblioteca Nacional Digital de Chile..  

Por otro lado, en el extremo noroccidental del valle, estos pobladores espontáneos comenzaron varias proclamas en pos de la fundación de un poblado en la pampa del corral, en la confluencia de los ríos Coyhaique y Simpson, acrecentando la relación conflictiva con la SIA. Desde 1918, la SIA otorgó terrenos de manera estratégica en este sector a trabajadores de confianza, Juan Carrasco Noches y José Vera Márquez, entre otros, para que construyeran sus casas a fin de controlar la zona.

La llegada de José Pomar en 1920, ingeniero de la Inspección de Geografía de la Dirección de Obras Públicas, enviado por el Estado de Chile a fin de resolver los conflictos, inclinaría la balanza en favor de la gente del valle. En su informe señala la importancia de un poblado en las cercanías de la confluencia de los ríos, primero, para dar solución a las apremiantes necesidades de abastecimiento y administración estatal, y segundo para desmonopolizar el territorio de manos de la SIA. Sin embargo, su informe no generó repercusión alguna en las autoridades centrales, provocando que Pomar publicase en 1923: “La Concesión del Aisén y el valle Simpson Notas y recuerdos de un viaje de Inspección en mayo y junio de 1920”, aportando a la visibilización del conflicto.

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 Empleados de la SIA vadeando el rio Simpson cerca del Coyhaique, 1920. Fotografía realizada durante el viaje de inspección de José Pomar. Archivo Memoriachilena.

No sería hasta la creación del territorio de Aysén (1927), y la llegada del Intendente Luis Marchant (1928), lo que daría avances significativos en la creación de un poblado en la Pampa del Corral. Y es que la autoridad, más allá de sus objetivos en Puerto Aysén, tiene como prioridad chilenizar una zona que a su juicio estaba “muy abandonada y argentinizada en los usos y en las costumbres.” Una forma de concretar esto fue a través de la fundación de poblados, entre otras cosas. Así es como, el 31 de julio de 1929, son aprobados los planos de Balmaceda y Baquedano. Este último correspondería a las intenciones, cumplidas, de un poblado en la Pampa del Corral, sin embargo, no presentaba ninguna vivienda en el lugar.

Según Leonel Galindo, historiador local, “se torna difícil, aun con los planos, decretos y la información procedente de distintos trabajos de investigación, establecer cronológicamente cuales viviendas se levantaron primero.” Sin embargo, mientras avanzaba el tiempo, rápidamente Baquedano crecía. En 1931 ya existía un almacén y un hotel, mientras comenzaba la construcción de diferentes edificios de la administración pública. Este rápido crecimiento puede deberse a la ventajosa posición del pueblo: un punto medio, por no decir central, entre Puerto Aysén, Balmaceda, y, más cerca aun, la Sociedad Industrial de Aysén.

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Casa de un gaucho, en las cercanías de Balmaceda, 1932. Fotografía de Robert Gerstmann. Archivo Enterreno.

Respecto del nombre del pueblo, solo se llamaría Baquedano hasta la promulgación de un decreto el día 4 de enero de 1938. En este, junto con cambiar el plano de Baquedano (que ya había tenido modificaciones en 1930), se establece que “se denominara en lo sucesivo, población “COYHAIQUE””, nombre con el que se conoce a la ciudad hasta el día de hoy.

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Personas transitando por una calle de Coyhaique en 1940. Autor desconocido. Archivo Enterreno

La síntesis hecha aquí permite una aproximación al proceso de fundación de pueblos en este sector de la Patagonia. La doble vertiente de poblamiento es quizás la característica más esencial del proceso. Desde puntos cardinales opuestos, los avances de diferentes formas de colonizar la zona llevaron al choque de intereses en un punto central, por lo que Puerto Aysén y Balmaceda, uniéndose después Baquedano (Coyhaique), serian el resultado, tanto del avance, como del choque entre ambas. ¿Se puede reducir la formación de estos poblados al mero conflicto? La respuesta inmediata es no.

El conflicto con la compañía ganadera no limito los lazos de colaboración entre los grupos familiares de trabajadores y colonos, siendo estas familias las que entibiarían estas gélidas tierras alrededor de la estufa, con una buena cebada de mate, fundando también, la magia que envuelve a estos territorios.

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Edificios de la Sociedad Industrial de Aysén en Coyhaique, 1920. Fotografía realizada  durante el viaje de inspección de José Pomar. Archivo Memoriachilena.




Ver citas
Araya, B., (1979). Cronicas de Coyhaique en sus bodas de oro, Santiago, Chile: Editorial Salesiana. ·        

Galindo, L., (2018). Coyhaique. La pampa se hizo pueblo, Coyhaique, Chile: Ñire Negro ediciones.
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Ibáñez, A., (1972-1973). La incorporación de Aisen a la vida nacional, 1902-1936, Historia, 11, 259-378.
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Ibar, J., (1973). Aisen. Hombres y naturaleza, Valparaiso, Chile: Imprenta de la Armada.
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Martinic, M., (2014). De la Trapananda al Áysen, Santiago, Chile: Ediciones Fundación Rio Baker.
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Millar, S., (2017). La conquista de Aisén. Memorias y cartas de colonización de Aisén, Coyhaique, Chile: Ñire Negro ediciones.
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Pomar, J. (1923). Tierras de colonización. La concesión del Aisén y el valle Simpson (notas y recuerdos de un viaje de inspección en Mayo y junio de 1920). Recuperado de
http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:8481





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