10 de Septiembre de 2020 | por: Paloma Ossa | 17171 visitas
La
tuberculosis, también conocida como tisis, consunción o “peste blanca” es una
enfermedad que ataca los órganos del cuerpo, siendo las meninges, los pulmones
y el pericardio las más afectadas. Es producida por una microbacteria llamada
Bacilo de Koch, bautizada así por el Dr. Robert Koch, quien la descubrió el 24
de marzo de 1882 en Alemania. Sin embargo, pasaron más de 50 años para encontrar medicamentos para
detener la acción del bacilo.
La tuberculosis
llegó a Chile a mediados del siglo XIX. En ese entonces, la enfermedad no era
muy frecuente por lo que no alertó a las autoridades ni a los ciudadanos. Sin embargo, a finales
del siglo mencionado anteriormente, la tuberculosis se transformó en una pandemia,
alcanzando altos niveles de mortalidad. Es así que comenzaron los primeros
intentos por acabar con esta enfermedad letal al instruirse la orden de
construir sanatorios para tratar a la gente que padecía dicha patología, siendo
uno de ellos el Hospital de Tuberculosis de San José de Maipo en la Región
Metropolitana.
El Hospital de
Tuberculosis de San José de Maipo, más bien conocido como Ex Sanatorio o La
Casa de Salud “Carolina Doursther” es un establecimiento de salud cuyo objetivo
consistió en tratar a personas enfermas de tuberculosis de la Región
Metropolitana. Se inauguró como tal el 28 de septiembre de 1929. No obstante,
el edificio fue construido en la década de 1870 por orden de Carolina Doursther
de Tocornal, mujer de la alta sociedad chilena que padecía una enfermedad
pulmonar.
Fachada de la Casa de Salud “Carolina Doursther”. Fuente:
Urbatorium.
La creación de
La Casa de Salud estuvo inspirada en los sanatorios europeos dedicados a
combatir la tuberculosis, siendo los más destacados aquellos que se ubicaban en
Suiza, específicamente en las montañas
de Los Alpes. Éstos se caracterizaban por encontrarse en altura, gozando así
del clima de las cordilleras y de los paisajes rurales.
De esta manera, la Casa
de Salud se asemejó a los sanatorios del viejo continente para combatir la
enfermedad de doña Carolina.
Carolina
Doursther logró recuperarse de su enfermedad en aquella propiedad, por lo que
decidió donar su casa y el terreno a un establecimiento de salud. De esta
manera, su hijo, Juan Enrique Tocornal, cumplió la voluntad de su madre y donó
la casa a la Honorable Junta de Beneficencia de Santiago el 25 de agosto 1911,
inaugurándose como un sanatorio en 1929. Es así que comienza a operar el primer
establecimiento de salud para tratar la tuberculosis y otras afecciones
pulmonares en la Región Metropolitana, siendo su primer director el Dr. Antonio
Vega Macher.
Retrato de
doña Carolina Doursther de Tocornal. Fuente: Urbatorium
El sanatorio
posee una arquitectura neoclásica encontrándose a 50 metros de altura sobre el
pueblo de San José de Maipo, y a 1.060 metros sobre el nivel del mar,
observándose a simple vista desde el pueblo. Su ubicación en altura, junto con
el clima de la zona era la perfecta combinación para la salud de los pacientes.
Dicho clima se caracterizaba por ser templado y cálido, además de tener
corrientes de aire tibias y secas.
La
infraestructura del Ex Sanatorio contaba con 35 habitaciones para tratar a los
pacientes, en donde se cobraba 15 pesos diarios de la época. Además, entre 1910
y 1914 se construyó un ferrocarril entre Puente Alto y el pueblo de San José de
Maipo, por lo que se podía realizar un viaje de ida y vuelta en el mismo día
para poder acceder a la Casa de Salud de doña Carolina. Aquello facilitó mucho
el traslado de aquellas personas que padecían la enfermedad y necesitaban
tratamiento para combatir dicha patología.
Vista panorámica del establecimiento. Fuente: Lugares de
Ciencia.
En sus
comienzos, el Ex Sanatorio contaba con el Pabellón Casa de Salud, el cual
corresponde al primer piso y a la parte más antigua del establecimiento .
Posteriormente, en 1935 se construyó el Pabellón Roosevelt como respuesta a la
alta demanda de pacientes con tuberculosis que había en la Región
Metropolitana.
Para que una
persona fuese admitida como paciente en la Casa de Salud, debía contar con, en
primer lugar, un certificado médico que confirmase la existencia de
tuberculosis. En segundo lugar, la persona debía presentar un certificado
respecto a su dentadura, es decir, confirmar que ésta se encontraba en un buen
estado de salud. Por último, el paciente debía contar con un apoderado para que
la Dirección del establecimiento le informase periódicamente sobre el estado de
salud de la persona enferma.
Dormitorios de la Casa de Salud. Fuente: Lugares de Ciencia.
Sin embargo,
no cualquiera con problemas respiratorios podía ser admitido como paciente en
el Ex Sanatorio. Las personas con una anemia muy avanzada, cardiopatía, o con
una tuberculosis profunda no tenían permitido el ingreso, ni tampoco los niños
menores de cinco años que presentasen la patología. Es por ello que solo
aquellos que fuesen pretuberculosos, que recién estuviesen experimentando los
síntomas de la enfermedad, y los que tenían enfermedades al pulmón como
bronquitis, neumonías, etc. podían ser admitidos como pacientes.
Además, como
en toda pandemia, las normas de higiene y desinfección en el Ex Sanatorio eran
muy estrictas. Algunas de ellas consistían en desinfectar cada rincón de las
habitaciones periódicamente, como lavar las paredes, suelos, muebles, camas,
además de cambiar las chapas y puertas. También, las cucharas, tenedores,
tazas, etc. se desinfectaban en solución de soda después de cada uso. Cada
paciente debía depositar su servilleta en un sobre y tenía su propio lugar en
el comedor del establecimiento.
Comedor de la Casa de Salud. Fuente: Lugares de Ciencia.
Los
tratamientos para esta enfermedad consistían en el reposo de los pacientes,
fuese absoluto o relativo, y en la exposición al aire libre, conocido como
“baños de sol”. Esto permitió fortalecer el organismo de las personas
contagiadas con tuberculosis gracias a que San José de Maipo era una zona libre
de contaminación.
El sanatorio
contaba con dos pisos, excepto en los extremos puesto que allí se encontraba un
tercer piso. Desafortunadamente, éstos debieron ser demolidos por el terremoto
de 1958, el cual tuvo su epicentro en San José de Maipo. El terremoto de 1985,
que azotó a la zona central de país, también causó estragos en la casona,
puesto que el segundo piso quedó destruido llenándose de fecas de palomas y
escombros con el paso de los años.
Casa de Salud “Carolina Doursther” antes del terremoto de 1958. Fuente: Urbatorium.
En cuanto a la distribución de las distintas
áreas que permitían el funcionamiento del sanatorio, en la planta inferior se
encontraba la sala de reuniones, el comedor, el laboratorio, el consultorio
médico, la farmacia y las oficinas administrativas, mientras que en la planta
superior estaban las habitaciones de los pacientes. Además, a lo largo de la
casa existían galerías cerradas con grandes mamparas de vidrios para el reposo
de los pacientes, como también se encontraba una enorme terraza para gozar del
clima de este rincón de la Región Metropolitana. Por último, el Ex Sanatorio
contaba con agua potable, calefacción con agua caliente y alumbrado eléctrico,
bienes escasos para la época pero que sin dudas mejoró la atención y el
bienestar de los pacientes.
Cocina del establecimiento. Fuente: Lugares de Ciencia.
La
Casa de Salud “Carolina Doursther” se cerró temporalmente en 1923, por lo que
los pacientes que se encontraban en el inmueble fueron trasladados al
Pensionado Laennec, mejor conocido como el Hotel Francia, establecimiento que
también se dedicaba a tratar a pacientes con enfermedades pulmonares.
Posteriormente, en 1929, La Casa de Salud reabrió sus puertas como un sanatorio
dedicado completamente al tratamiento de la tuberculosis y patologías
pulmonares, contando así con 50 camas, dentro de las cuales 30 eran para
pensionados y las restantes fueron contratadas por la Caja del Seguro Obrero.
Fuente: Instagram @rinconpatrimonialchileno
En 1944, la
Casa de Salud pasó a manos de la Caja de Empleados Particulares, institución
que la transfirió al Servicio Médico Nacional de Empleados (SERMENA) en el
mismo año. El SERMENA administró el sanatorio hasta 1979, año en que se
fusionaron los organismos de salud con la creación del Servicio de Salud
Metropolitano Sur Oriente, el cual opera hasta el día de hoy.
Galerías de reposo para los pacientes. Fuente: Lugares de
Ciencia.
En la
actualidad, la Casa de Salud recibe a pacientes pertenecientes al Programa de
Atención Integral para el Pie Diabético. Debido a su larga trayectoria y
vigencia, se declaró Monumento Histórico el 24 de agosto de 2004 por el Decreto
Exento N° 972 del Ministerio de Educación. Además, el edificio puede ser
visitado todos los años en el Día del Patrimonio a través de tours guiados por
funcionarios del establecimiento por las distintas partes y áreas que destacan
del sanatorio. Por último, desde 2005 se han gestionado distintos programas
para restaurar tanto el edificio como sus predios, de manera que se puedan
utilizar para reuniones de trabajo o de esparcimiento.
Fachada
del Ex Sanatorio. Fuente: Urbatorium
Si bien la
tuberculosis no se encuentra erradicada completamente en nuestro país, el Ex
Sanatorio de San José Maipo cumplió un rol fundamental en el control de esta
enfermedad mortífera, además de ser una pieza arquitectónica muy importante
para el patrimonio de Chile. Sin dudas, su compromiso con la salud pública del
país dejó un legado que perdura hasta el día de hoy.