Dinamitación de las torres de la Catedral de Concepción , 1939

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Joaquín Jara Cisternas

subido: 31 de Enero de 2024

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Después del terremoto del 24 de enero de 1939, muchos edificios de la ciudad penquista se encontraban destruidos o seriamente dañados como: la Estación de Ferrocarriles, el Seminario, el Teatro Concepción, el Hospital San Juan de Dios, la Iglesia San Ignacio, el Club Concepción, el Convento de las Trinitarias, los edificios de servicio público como la Intendencia, y por cierto, centenares de construcciones que por su belleza arquitectónica otorgaban señorío y armonía a la ciudad.

La Catedral resistió el violento sismo (algunos dicen que tuvo pocos daños) pero sus torres campanarios quedaron inestables y con los sucesivos temblores corrían riesgo de que una de ellas cayera sobre la plaza donde se encontraban los damnificados. Por lo que las autoridades de la época decidieron dinamitarlas.

En la mañana del 2 de febrero se celebró una última misa presidida por el padre Reinaldo Muñoz Olave, como una forma de despedir la nobleza del viejo templo. Al término de la ceremonia se aprovechó de sacar algunas obras de valor como pinturas, imágenes, fuentes de mármol, parte de la sillería del coro, etc.

Según cuenta un antiguo sacristán, cuando el personal de la Catedral volvió para continuar sacando los diversos ornamentos y pinturas que aún quedaban en su interior, el edificio ya había sido rodeado por los militares, los cuales les negaron el ingreso.

Dos horas más tarde, ingenieros y marinos dirigidos por el coronel Alberto Polloni procedían a ejecutar las descargas que darían por tierra con las torres del templo.
El humo, el polvo y las torres que abandonaban la vida sagrada quedaban en la retina de los penquistas, como un testimonio de un pasado que no debían olvidar y de una ciudad que tenía nuevamente que rehacerse, casi toda la población llegó a presenciar este triste acontecimiento, instalados en las faldas del cerro Caracol y del Cerro Amarillo. La ciudad antigua con muchos resabios del siglo XIX comenzaba a morir.

Algunos testigos aseguran que fueron las detonaciones las que terminaron por dañar seriamente el edificio de la Catedral; decidiéndose, más adelante, su total demolición.

autor: Desconocido


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