subido: 15 de Noviembre de 2016
Cuenta la leyenda que la hija única de un jefe inca (quechua) recuperó la vista al utilizar las aguas, famosas por sus bondades terapéuticas. Su padre, para conmemorar el milagro, ordenó que al valle lo nombraran “niña de mis ojos”, o sea, Mamiña. La zona ya había sido ocupada por otros grupos humanos (como de la Cultura Puquina) desde antes del dominio Inca y hoy en día aún sobreviven edificaciones (en el casco antiguo) que datan del período colonial español. Fotografía del Libro “Chile” de Robert Gerstmann.
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