subido: 3 de Marzo de 2017
La Posada del Corregidor es un inmueble patrimonial construido a fines del siglo XVIII, en el sector denominado calle de Las Ramadas. A diferencia de lo que se dice, éste inmueble nunca fue una casa, sino que se pensó como una Posada que daba la pausa a los carreteros que emprendían viaje cruzando el Mapocho para ir por el camino de Chile (Av. Independencia). Hasta fines del siglo XIX funcionó como taberna, la que se conoció con el nombre de La Filarmónica y reunía allí a una variopinta gama de parroquianos.
En el año 1926, fue adquirido por Darío Zañartu Cavero, quien remodelaría el inmueble con la pretensión de crear el denominado “Salón de los Recuerdos Coloniales”, una especie de museo destinado a mostrar la vida de la colonia en Santiago. Esta iniciativa no prosperó, pero si quedó como legado cultural el inmueble, el escudo de Armas de la familia Zañartu, la plaza que hoy circunda al edificio y la pileta de hierro fundido que le otorga carácter a este sector de la calle Esmeralda.
Luego de ser sede de la Sociedad de Amigos del Arte entre la década del treinta y los años ochenta, y convocar a músicos y poetas, como Vicente Huidobro que realizó conferencias sobre arte moderno y Pablo Neruda que en 1932 leyó allí los primeros versos de “Residencia en la Tierra”; el inmueble daría paso a la instalación de una boite, denominada La Posada del Corregidor, la que se hizo famosa con sus espectáculos nocturnos y los malones de la bohemia intelectual santiaguina. El año 1970 fue declarada Monumento Nacional.
Fue adquirida a fines de los setenta por el Banco del Trabajo y en respectivas sucesiones llegó a manos del Banco Santander quien es hasta hoy su propietario. El año 1982 se realizó una restauración y el banco la entrega en comodato a la Municipalidad de Santiago, con el mandato de que allí funcione un espacio dedicado a la cultura y las artes.
Fotografía de Jack Ceitelis, Archivo CChC.
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