30 de Octubre de 2020 | por: Nicolás Pereira | 5336 visitas
El extremo norte de
Chile posee una riqueza patrimonial muy rica. Antiguas edificaciones indígenas,
caminos, fuertes, estaciones de ferrocarriles, entre otras, son algunas de las
estructuras que pertenecen a esta categoría. No obstante, entre todas ellas,
hay unas que resaltan sobre las otras, y que se conservan como testigos del
mestizaje cultural durante los procesos de conquista y colonización en el norte
de Chile: Las iglesias.
Iglesia de Parinacota. Fuente: Wikimedia Commons
De acuerdo al Consejo
de Monumentos Nacionales de Chile, entre las regiones de Arica y Parinacota y
la de Antofagasta podemos encontrar más de sesenta iglesias (o restos de ellas)
que se consideran Monumento Histórico. Las más antiguas datan de principios del
siglo XVI, y fueron erigidas por los españoles en los territorios del, en aquel
entonces, Virreinato del Perú, con la finalidad de entregar a los españoles que
llegaban de Europa un lugar para poder practicar el culto, y de impulsar el
proceso de evangelización que buscaban la Iglesia Católica y la corona.
Fresco
del Frontis de la Iglesia de San Andrés de Pachama. Fuente: Arica a Caballo.
Arquitectónicamente, la
mayoría de estos edificios se pueden considerar de estilo “Barroco Andino” (o
Mestizo Andino). Este, se caracteriza por la inclusión de decoraciones típicas
de los pueblos americanos en las estructuras de estilo europeo. De acuerdo a
Bolívar Echeverría, en su libro “La modernidad de lo Barroco”, se contraponen
dos historias diferentes entre sí, aunque ínfimamente conectadas. Esto se
evidencia de forma particular en los materiales utilizados en la construcción
de estas iglesias. Al estar ubicadas en una zona desértica, de difícil acceso y
con escasa conectividad, era necesario usar elementos que fuesen fáciles de
conseguir en el lugar, o cuyo traslado no presentara dificultades excesivas.
Iglesia
Virgen del Rosario de Cosapilla. Fuente: Consejo de Monumentos Nacionales.
Se encuentran
construidas, como se indicó previamente, de materiales propios de la zona, con
materiales de tipo arcilloso, e incorporando elementos de la carpintería
americana. La mayoría de ellas cuenta con muestras de arte religioso elaborado
por los mismos pobladores, como pinturas, estatuillas talladas en piedra,
madera tallada, entre otros.
Frescos
del interior de la Iglesia de San Andrés de Pachama. Fuente: Wikimedia Commons.
Su importancia
histórica radica en esto último. Estas iglesias, además de ser algunos de los
edificios más antiguos que existen en nuestro país, son una muestra viva de
cómo se desarrolló el proceso de colonización del norte de Chile. Algunas de
las obras de arte que podemos encontrar en ellas tienen una antigüedad mayor a
tres siglos, y son un ejemplo de cómo se generó, gradualmente, el mestizaje
entre la cultura europea y la andina, permeando con elementos propios de sus
pueblos los espacios religiosos que trajeron consigo los colonizadores.
Entre algunas de las
más importantes e icónicas de la zona, podemos encontrar:
1. Iglesia
de Parinacota:
Frontis de la Iglesia de Parinacota. Fuente: Corporación Patrimonio
Cultural de Chile.
Está ubicada en Parinacota, en la comuna de Putre. Fue
construida a fines del siglo XVII por los misioneros que llegaban a la zona con
el fin de evangelizar a la población indígena. Se encuentra rodeada por un muro
de adobe con accesos en forma de arco hechos con piedra volcánica rosada, todo
esto, blanqueado con cal. La iglesia es relativamente pequeña, construida con
piedra y argamasa de barro. En su interior posee una serie de muestras de arte
religioso, entre los que destacan varios frescos pintados sobre los muros, cuyo
origen se remonta al siglo XVIII. Como dato anecdótico, la construcción de la
iglesia provocó el traslado del pueblo, que abandonó su ubicación original para
instalarse en las inmediaciones del templo.
2. Iglesia
de San Andrés Apostol de Pachama:
Iglesia de San Andrés Apostol de Pachama. Autor: Jean-Claude Latombe
Se encuentra en el poblado homónimo, en la
quebrada de Pachama, a unos 136 kilómetros al este de Arica. Está separada del
pueblo, por lo que recibe la denominación de Santuario. Sus muros exteriores
están hechos de piedra, mientras que la estructura de la iglesia es de adobe.
Una de sus características más representativas es que, en su frontis, se puede
encontrar un fresco de San Andrés y San Pedro junto a la Virgen María. En su
interior también cuenta con obras de arte, aunque no se encuentran en buen
estado de conservación. Cada 30 de noviembre alberga a la Fiesta de San Andrés,
en honor al santo patrono de la iglesia, y que cuenta con una participación
masiva de los habitantes del poblado. Fue restaurada recientemente, y es una de
las iglesias que se encuentra en la lista tentativa para ser postulada a
Patrimonio Mundial de la UNESCO.
3. Iglesia
de Saguara:
Iglesia de Saguara en 1949. Fuente: Archivo Montandon.
Ubicada en la comuna de Camarones, a tres mil metros sobre el nivel
del mar, la iglesia de Saguara colinda con una serie de ruinas prehispánicas de
origen incaico. Está formada por muros de piedra pegados entre sí por agamasas
de barro, y su techumbre consiste en una mezcla de totora, paja y barro. Se
encuentra alejada del pueblo, por lo que es utilizada como lugar de procesión y
retiro espiritual por parte de los feligreses. Vale destacar que la iglesia fue
construida en un lugar utilizado previamente por los pueblos indígenas como
centro ceremonial, conservando el valor simbólico que la población entregaba a
este espacio.
4. Iglesia
de San Andrés de Pica:
Iglesia de San Andrés de Pica. Fuente: Archivo Enterreno
Se encuentra frente a la plaza del poblado del mismo
nombre, en la región de Tarapacá. Si bien el templo original fue levantado a
principios del siglo XVII, debió ser construida de nuevo tres veces, debido a
los daños que sufrió a causa de los terremotos que afectaron la zona. El
edificio actual data de 1886, y fue diseñado con un estilo neoclásico, cuya
composición es común en la arquitectura religiosa del sur de Perú. Resultó con
graves daños en el terremoto de 2005, y debió ser restaurada con fondos privados
el año 2009.
5. Iglesia
de La Tirana:
Iglesia de La Tirana en 1977. Fuente: Archivo Enterreno
Ubicada en el poblado de La Tirana, en la comuna de Pozo Almonte,
esta iglesia es una de las más importantes del norte del país. Su importancia
radica en que alberga una de las fiestas religiosas más representativas de la
zona: La Fiesta de La Tirana. Cada 16 de julio, miles de personas rinden
homenaje a la Virgen del Carmen, mediante bailes y cánticos típicos de los
poblados del Norte Grande. El templo actual fue construido a comienzos del
siglo XX, después que el anterior fuese destruido por un sismo. La iglesia
original habría sido construida a comienzos del siglo XVI por Fray Antonio
Rondón.
6. Iglesia
de San Pedro de Atacama:
Iglesia de San Pedro de Atacama en 1931. Fuente: Archivo Enterreno
Ubicada en la localidad del mismo nombre, la Iglesia
de San Pedro de Atacama fue construida en el siglo XVII, después de la
destrucción del templo ubicado anteriormente en el lugar. De estilo andino, su
estructura está constituida principalmente por adobe, y desde 2015, su fachada
está recubierta de cal y tierra de color. Su techumbre posee tabillas de cactus
recubiertas de barro y paja. Durante la restauración que sufrió en 2014, se
descubrieron dos antiguas pinturas de las que no se tenía información hasta la
fecha. Además, en el lugar, se hallaron restos de cerámicas, herramientas e
incluso algunas osamentas.
La preservación de
estos monumentos se ha visto complicada por los sucesivos sismos que afectan
constantemente a nuestro país. Debido a esto, muchas de estas iglesias no
conservan íntegramente su estructura original, ya que han debido ser
reconstruidas a causa de los daños generados por cada terremoto.
Iglesia Virgen Asunta de Choquelimpie. Fuente: Consejo de Monumentos
Nacionales
Sin ir más lejos, en
junio de 2005, se registró un importante terremoto en la región de Tarapacá
que, de acuerdo a cifras oficiales, provocó daños en al menos un 30% de los
edificios de los pueblos del interior del Norte Grande. Esto significó la
pérdida de valiosa infraestructura de origen colonial, que si bien, en algunos
casos logró ser restaurada gracias a aportes públicos y privados, hubo otras
edificaciones que no han logrado ser recuperadas. Esta situación no es
exclusiva del Norte Grande. En los eventos sísmicos recientes, como el terremoto
que en 2010 afectó a la Zona Central de Chile, se repitió la misma tónica de
pérdida de patrimonio debido a las precarias condiciones de preservación.
A raíz de esto, y
teniendo en cuenta que los eventos sísmicos no son un fenómeno atípico en
Chile, es que urge que existan políticas públicas que propicien la preservación
y conservación del patrimonio en el país.